Aparecí por allí una hora antes de que empezase y aquello estaba a rebosar. En el aparcamiento del estadio Bernabeu no cabía ni un sólo caballo de acero más y las calles aledañas amenazaban con colapsarse en cualquier momento. Toda la parafernalia del mundo de la moto se hallaba en su apogeo y servidor se sentía encantado de formar distante parte de todo el circo desplegado.
La concentración de hoy, no perdamos perspectiva, tenía como objetivo el hacer notar las incontables vidas (por no hablar de extremidades) que los malditos guardarrailes siegan año a año en el mundo de las dos ruedas. Una verdad que podría ser completamente distinta si los iluminados de la DGT gastasen menos dinero en radares absurdos, cazamultas y letreros lumínicos y un poco más en mejorar las infraestructuras tan agresivas para los no enlatados.
Poco más. Os dejaré un audio (cuando a GoEar se le pase el catarro) ya que El Traficante ha colgado las fotos.
1 comentario:
Muy bueno, Kine, no hay más que añadir... tan sólo que cómo me hubiera gustado haber podido ir. Hasta el año que viene!
Vssss
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