Permitidme la frivolité de una pequeña contrarréplica a inciso.
Suponer que supongo que eres una vulgar ladrona de guante(s) oscuro(s) es algo sumamente sencillo. El caso es que antes en el primer cajón de mi escritorio había una de esas prendas de ropa que sirven para cubrirse las manos, te los dejé para que no pasases frío y ahora, cuando abro mi mueble, ¿a que no sabes qué me encuentro?
Sí, polvo. (Nota mental: Limpiar la mesita de noche).
Ahora podríamos jugar a lo de Barrio Sésamo de "antes y ahora" pero me limitaré a llamarte choriza sin contemplaciones, que es más corto y tiene como más glamour.
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