domingo, diciembre 25, 2005

Navidad, dulce navidad

¿Nunca os habéis preguntado por qué la cronología comienza a contarse con el nacimiento de Cristo? Es obvio que se trata de una costumbre cristiana, ¿pero por qué se tuvo que esperar 6 días para llegar al año 1? Es decir, desde el 25 que nació hasta el día 1 que se empezó a contar los años ¿se supone que estábamos en el año 0? ¿Un año de 6 días? ¿Qué coño hacían los pastores adoradores de la biblia durmiendo a la intemperie en pleno Diciembre? ¿Los primeros (y únicos) pastores kamikazes de la historia?

La gente ignora tales cuestiones cuando saben que las respuestas no están claras. Unas veces lo hacen por exceso de fe y otras por... comodidad, supongo. El caso es que la fecha del nacimiento de Cristo no es en absoluto algo indiscutido y dista mucho de ser algo incuestionable que haya sido en pleno mes invernal. Cerramos los ojos y pensamos.

La noche del 24 al 25 es la más larga del año (solsticio de Invierno) y fecha muy importante para los antíguos nórdicos y celtas que celebraban entonces cultos de gran importancia en sus religiones. Era el resurgir del sol, el renacimiento de la estrella e, incluso, la reencarnación de Saturno en la mitología romana. Como antes (hace 1700 años) la iglesia tenía un poco de cerebro entre sus mandamases, su política de no-abolición del paganismo les llevó a absorver los cultos heréticos, asignando a fechas importantes para los pueblos a "colonizar", fechas importantes en la mitología cristiana. En este caso el nacimiento de Jesús.

Posiblemente os deje pegados que diga tan a las claras que la iglesia nunca creyó que su creador naciese la fecha en que dijo que había nacido... Bueno, no sería la primera vez en que el cristianismo manipulase a su antojo a sus fieles por el simple hecho de extenderse. Antiguamente no existía un registro civil y los padres pasaban de celebrar cuchipandas para sus nenes por su cumpleaños (gente que apenas sabía leer dudo muchísimo que se acordasen de la fecha de nacimiento de su hijo) así que supongo que, cuando los iluminados consideraron hacia el 350 dC que el 25 era una buena fecha, fue por algo.

Me dejo muchas cosas en el tintero pero es tarde y Papa Noel no se ha portado como otros años... Supongo que me hago viejo. Besitos y feliz... folleteo.

martes, diciembre 20, 2005

Reflexiones de un urbanícola

Grité ante la puerta pero no apareció nadie para abrirme. Pensé que, como en toda buena película, existiría una entrada trasera que daría a una blanca cocina y estuviese abierta. Pero entonces me di cuenta que ese tipo de cosas no suelen ocurrir cuando te enfrentas a un iglú.

Perseveré. Saqué un cuchillo y murmuré algo así como "ábrete ahora maldita... o calla para siempre" pero como un lector inteligente intuirá (no Chus, tú no cuentas) la lona hizo mutis por el foro. Comprobé que la multiusos estaba afilada sobre mi dedo, y lo estaba: Podía cortar mantequilla derretida con ella como si se tratase de margarina derretida. Una vez comprobado lo cual, hice lo que todo ingeniero haría en esa situación: Dejarla a un lado por compleja y peligrosa.

Anonadado ante las dificultades que entrañaba violentar tan difícil atalaya, no me dejé llevar por la desesperación y busqué el móvil con el tacto de mis congeladas extremidades anteriores.

Sin cobertura.

Por un momento se me cayó el alma a los pies; me encontraba a kilómetros de cualquier lugar habitado (el pueblo de 100 habitantes del fondo de la carretera no cuenta como pueblo, ni tan siquiera cuenta como lugar, joder), sin móvil, sin medio de transporte, y con la fría y distante sonrisa de la cremallera del iglú disfrutando a cada instante de mi incapacidad de reacción. Fue entonces cuando sentí algo crecer en mi interior: Pánico.

Cerré los ojos, me arrodillé, grité y lloré, y entonces desperté de tan horrible pesadilla bañado en un profuso sudor frío, acongojado y deseando no volver a sentir aquello jamás.

Encendí la maravillosa luz artificial y miré al lado de mi cama. Sobre la mesilla de noche las dos flamantes reservas para el cámping y, a su lado, mi móvil con todas y cada una de sus cinco maravillosas barritas de cobertura presentes. Eran las 4.00 de la madrugada de un Lunes pero me dio lo mismo. Encendí mi portátil y cambié mis reservas a un hotelito de 4 estrellas situado unos cuantos kilómetros más al norte, con wireless para clientes y jacuzzi en el cuarto.

¿Quién quiere aventura pudiendo darse un cálido baño de burbujas?

sábado, diciembre 17, 2005

MP3-Crossing

He decidido formalizar una idea que tuve con Turbo-Chus esta mañana: Recomendarnos mutuamente un cd de música y comprometernos a evaluarlo públicamente (en nuestros respectivos blog) tras escucharlo. Adoro la música, creo que es algo obvio, y descubrir nuevos grupos que me llenan es una de las mejores sensaciones que puedo sentir. No es que me fie demasiado de Chus y su gusto, pero... hay que arriesgarse.

He pensado que puede ser interesante si alguien más se suma a la aventura, formar un grupo de media docena de MP3-crossers e ir alternando quién recomienda a quién. Sé que no es exactamente lo mismo que el Book-Crossing pero como no se me ocurría nada mejor para llamarlo, he plagiado, violado y saqueado el noble término.

Le he recomendado el Symbol of Life de Paradise Lost, él ha hecho lo propio con A New Found Glory del grupo con el mismo nombre (escalofrío). Próximamente la crítica.

viernes, diciembre 16, 2005

Noche de Jueves

No hay dos sin tres decía el rey, no hay tres sin dos decía el villano.

Siempre que una luz se apaga, cuando una caprichosa ráfaga de aire lo suficientemente poderosa acaba con ella, quedan cenizas, restos abatidos por el viento que, simplemente, son empujados por éste en su eterno deambular por el mundo hasta que, hastiados de su viaje, se posan en la superficie malhadada de algún frío lugar. Un lugar que quizá no fuese tan frío como aparentaba y, con el tiempo, lo hacen suyo.

A veces me pregunto hasta qué punto la filosofía de Nietzsche está equivocada en su eterno retorno o, incluso, si la metempsicosis es algo más que un burdo intento de prolongar la existencia humana más allá de lo meramente material. ¿Por qué los comportamientos humanos se repiten hasta la saciedad? ¿Por qué los mismos sentimientos, las mismas excusas? Nos jactamos de ser todos distintos, de que cada ser humano es un mundo, pero es mentira.

Hay miles de patrones de comportamiento que se repiten constantemente en nosotros, tantos, al menos, como patrones se repiten en la naturaleza. Los tenemos delante de nosotros en las formas de Fibonacci o la razón áurea, del "no te quiero hacer daño" o el "mañana me pongo a hacerlo". Si no fuese porque me lo creo cuando alguien me dice algo así, me acordaría de SA.

Desvarío, me he puesto a escribir sin pensar en que lo estaba haciendo y ha salido ésto. No hay música para mi confusión, sólo el ruido del tráfico nocturno y el silencio en mis sueños.

domingo, diciembre 11, 2005

Tiempo

Tempus fugit, que decía algún usurero en época de Asterix. Han pasado unos 20 días desde la última vez que escribí algo aquí y unas veces por falta de (tempus) o por ausencia de ganas -cosas que contar siempre hay para un voyeur como yo- lo he ido postergando hasta hoy.

¿Qué ha ocurrido hasta hoy? Mucho, muy variado, algunas cosas buenas, otras muy buenas y otras dolorosamente malas. Pero como adoro mi vida privada y las personas que me quieren saben por qué cosas he pasado, supongo que me limitaré a comentar lo cognoscible, que soy voyeur pero no un pervertido.

Ayer volví de Holanda, supongo que el Invierno no es la mejor época para viajar al país de los tulipanes. LLovía, mucho, y hacía frío, mucho. La casa en la que nos hospedamos, propiedad de maese Kobbie, era una delicia; su hospitalidad exquisita y su gusto en el vestir menos hortera de lo que recordaba. Fuiste de lo mejor del viaje Mario, aunque no pudiésemos sacarme la espinita de una noche friki, muchísimas gracias por todo, amigo.

En general el país me gustó mucho, es terriblemente verde, (algo que estoy acostumbrado a ver, no en vano soy ferrolano) con los curiosos canales repartidos por todas partes, molinos y sus extravagantes horarios de cierre de comercios. Como muestra un botón: El último día (viernes) nos estaban echando de un McDonalds a las 20.00 horas. Un McDonalds situado en el centro de Amsterdam... indefinible.

Sobre drogas mejor no hablamos... la noche en que salimos por A'dam me ofrecieron coca un mínimo de 3 veces hasta que decidí dejar de mirar fijamente a todo personaje sospechoso que hubiese por la calle... sin contar por supuesto a las alegres mozuelas del Red Light District, que eran sospechosas pero (algunas) dignas de ser miradas.

En fin, no me extiendo más, otro día hablaré más del viaje, el Dinocedonte asesino mutante ninja del espacio y cierto vídeo que seguramente ya esté circulando por las redes p2p porno en que soy víctima de un complot que... uhm... ignorad esto último.