martes, septiembre 06, 2005

De vampiros y otras hierbas

Estoy leyendo "Entrevista con el vampiro" de Anne Rice, novela popularizada por la película en la que Pitt, Cruise y Banderas hacían las delicias de las jovenzuelas con sus personajes atormentados. Me gusta, supongo, el libro, si bien su visión idealizada y romántica de los señores de la noche no deja de resultarme un tanto edulcorada.

Hay un juego de rol al que apenas he jugado en un par de ocasiones llamado Vampiro. Su universo es similar al de Rice y teniendo en cuenta que la novela fue escrita a mediados de los 70, supongo que ha heredado de ella la mayor parte de sus contenidos e ideas. ¿Pero de quién heredó Rice las suyas? La respuesta simple es de Bram Stoker, el autor de Drácula. Rice recogió el testigo del neovictoriano, lo refinó, atormentó un poco más y creó sus Crónicas Vampíricas; Stoker cogió la sádica historia de Vlad III Draculea "Tepes" de Valaquia, un repugnante noble rumano nacido en Transilvania en 1431 y asesinado a los 45 años de edad, la mezcló con las historias de los vampiros de la zona (asquerosos seres putrefactos comedores de niños y señoritas, no necesariamente en ese orden) y la vistió de un romanticismo y atractivo sexual proyectándola en el tiempo.

Él único parecido entre el Drácula histórico y el ente creado por el inglés es su nombre y el lugar en que nació. Vlad fue famoso por su sadismo y crueldad en una época en la que Valaquia era la frontera entre el imperio turco, la Europa católica y la ortodoxa. Tres religiones tratando hacerse con el control de una región de unos pocos cientos de miles de personas.

Ante esta situación y para conservar su trono, el voivoda (príncipe valaco) en su primera recepción oficial, empaló a toda la pequeña nobleza de la región (boyardos) con hierros de punta roma. Los mástiles no perforaban, sólo apartaban los organos internos a medida que la gravedad iba haciendo su trabajo. Algunos de ellos tardaron días en morir.

A mí, personalmente, lo que hizo Stoker me parece pura alquimia. Desconozco hasta qué punto se documentó durante sus viajes por Transilvania, lo que está claro es que sus vampiros así como los de Rice tienen un halo muchísimo más novelesco que los "auténticos" vampiros europeos, simples zombies semi-inteligentes y bebedores de sangre que pueblan desde tiempo inmemorial la memoria colectiva de centroeuropa.

Una nota curiosa: Unos años después de la Gran Guerra un grupo de arqueólogos encontraron el panteón de los Drácula en tierras rumanas. No les llevó mucho tiempo exhumar su tumba y constatar que allí donde debía encontrarse el esqueleto de Vlad "Tepes" sólo había huesos de animales.

Está sonando: Tigre y Dragón - To the South

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale vale, acepto tu teoría. Sólo apuntar que Rice niega, en boca de sus vampiros, que Drácula existiese. Con esto no quiero decir NADA.

Kineas dijo...

Y yo acepto en la que los vampiros de Rice dicen que el Drácula vampiro no existió, pero en un mundo pretendidamente real negar la existencia de Vlad Tepes es como negar la existencia de los Reyes Católicos.

Supongo que para dar credibilidad a sus vampiros (¿Y qué es lo que busca un autor sino darle autenticidad a su historia?) lo único plausible era enterrar la figura de Drácula. Cualquier otra cosa hubiese sido cuando menos curiosa...

Además, y hablando como lector no como crítico literario, Drácula de Bram Stoker me parece una novela (al lado de la biografía del auténtico Drácula) francamente aburrida, insípida y lineal. Si bien supongo que hace 100 años tuvo que ser la bomba...
algo así como la horrorosa "El Código Da Vinci" actual.

Anónimo dijo...

Ya dije que no quería decir nada, pero no lo entendiste.

Sr.zepa dijo...

Yo no he leido las crónicas vampíricas pero si he leído la trilogía de las brujas de Mayfair (obviamente de la misma autora) y, para mi gusto, es excesivamente largo, no por su longitud sino porque se enrolla y enrolla con cosas que no aportan nada.
Por cierto, a mí si me gusta el libro de Stoker, quizás porque vi primero la peli y ésta es bastante buena.