And a new day shall come again

Otro año más viejos. Bueno, realmente esto es una falacia, otro año más será el día del cumpleaños de cada uno, pero es bonito pensar en la humanidad como un todo... o el país, o el barrio o más bien familia y amigos como un todo. Y pensar en el año que se ha ido y en todas las tonterías que se han hecho o dejado de hacer. Pensar también, cómo no, en todas aquellas cosas que quedan por venir y que harán nuestra vida distinta los próximos 12 meses.

Hemos caminado por largos caminos hasta llegar aquí. Nada da más vértigo que mirar los años vencidos y descubrir que no hace tanto veías dibujos animados en la tele y la cerveza no te gustaba. ¿Hace no tanto? Sé sincero.

Los últimos años escribía el último post del año desde fuera de mi hogar, o más bien el hogar de mis padres. Hace tiempo que dejé de pensar en el hogar paterno como mi casa y pasé a pensar en él como la casa en la que me crié. Las percepciones cambian mucho con el paso del tiempo y es probable que si mis progenitores cambiasen de casa dejaría de pensar en la nueva como un hogar que conozco. Divago.

Decía que normalmente escribía el post de fin de año desde un lugar distinto a Galicia, pero nunca lo había hecho desde tan lejos como Rabat. Quién me iba a decir a mí hace un año que enviaría esto desde áfrica en lugar de la vieja conocida Europa. La diferencia es poca, en unas horas estaré volando a Madrid y esta noche me reuniré con mis amigos para tomar unas copas y charlar de los viejos y los nuevos tiempos. No todos ellos estarán en esa fiesta, habrá algunos lejos y otros muy lejos del epicentro. Pero que sepáis los que me leeis que me acuerdo de todos vosotros a menudo y que intento no dejar pasar la ocasión de veros cuando la situación lo permite. Un abrazo fuerte a todos. Aunque a veces no lo parezca, os quiero.