Hay políticos que me ponen enfermo y otros a los que, directamente, colgaría de una cruz boca abajo (la cruz... y a ellos también, ahora que lo pienso). Uno de ellos es la mujer de Aznar, Ana Botella.
Nunca entenderé por qué en esta ciudad se concentra tal cantidad de indeseables. Aunque supongo que si viviese en otra pensaría lo mismo de los que allí reinasen; Paco Vázquez, por ejemplo, llegó a desquiciarme bastante cuando vivía en Coruña... me desvío del tema, parezco el abuelo cebolleta.
Decía que Ana Botella es un ser indeseable. Delegada del gobierno de medio ambiente del ayuntamiento de Madrid, se dedica a lucirse cada vez que un micrófono aparece en las proximidades*. Su(s) última(s) perla(s) aparecen publicadas en varios medios de comunicación destacando la más reluciente de todas: "El planeta está al servicio del ser humano". Son palabras textuales suyas, a mí no me miren.
No hace falta ser muy hábil para entender que, después de decir semejante cosa, una delegada de Medio Ambiente tiene que dimitir. Es como si, de pronto, saliese el Papa en los medios y soltase: "Me la sopla Dios". Sí, posiblemente se la sople, pero no es el tema así que no me distraigáis...
Me voy que me llaman.
* N.A: Imaginarme a la Botella persiguiendo un micrófono volante me ha provocado una arcada.
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