Yo os maldigo a todos. Os maldigo por maldecir, os maldigo por odiar.
Siempre empieza igual. Flojo, muy flojo, con ritmo pausado se va abriendo paso una obra de arte. Lentamente el compás se incrementa para acabar en un resultado machacón, casi repetitivo... Pasa el tiempo.
No tardo mucho en empezar a sentir mis nervios excitados, todas las sensaciones se acumulan hasta que pienso que voy a explotar... Pero entonces el ritmo vuelve a descender y el eco reverbera en mis sentidos.
Más allá, siempre cerca del décimo minuto, todo cobra definitivo sentido. Algo deja de existir y otra cosa (otra vida) toma forma. Entiendo entonces el motivo de todo lo anterior, comprendo el por qué de los preámbulos y la importancia de lo que ha ocurrido hasta ahora. Y lloro, grito, canto furibundo mientras mis venas amenazan con estallar, y entonces exploto... y todo muere. Sólo resta descansar, mirar al suelo con los ojos cerrados y la mirada perdida, balancear los brazos y con ellos el cuerpo, no pensar...
Yo os maldigo, maldigo a todos los que odiáis la matemática. Compases, contrapunto, armonía, acordes, clave, fusa, redonda, guitarra, Fa en cuarta, metrónomo, ritmo, calderón, silencio... Silencio.
Si existe un Dios, Dios es música.
Está sonando:
3 comentarios:
Corren malos tiempos para la lírica.
Corren malos tiempos, en general.
A eso me refería.
Publicar un comentario