lunes, noviembre 16, 2009

Paracuellos


Estoy leyendo "Anatomía de un instante" de Javier Cercas (el mismo autor del pasable -a mi entender- "Soldados de Salamina") un libro que trata el golpe de estado ejecutado contra la joven democracia española el 23 de febrero de 1981. El libro es muy recomendable, tratando en uno de sus capítulos de uno de los tres diputados que no se escondieron bajo sus escaños durante la toma del congreso: Santiago Carrillo. Cercas pasa de puntillas sobre la mayor parte de los aspectos de su vida para darnos una idea global del personaje y encuadrarlo así en el momento (en el instante) del golpe.

Uno de estos momentos vitales son los asesinatos de Paracuellos del Jarama.

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Estoy leyendo "Anatomía de un instante" de Javier Cercas (el mismo autor del pasable -a mi entender- "Soldados de Salamina") un libro que trata el golpe de estado ejecutado contra la joven democracia española el 23 de febrero de 1981. El libro es muy recomendable, tratando en uno de sus capítulos de uno de los tres diputados que no se escondieron bajo sus escaños durante la toma del congreso: Santiago Carrillo. Cercas pasa de puntillas sobre la mayor parte de los aspectos de su vida para darnos una idea global del personaje y encuadrarlo así en el momento (en el instante) del golpe.

Uno de estos momentos vitales son los asesinatos de Paracuellos del Jarama.

Conocía vagamente el episodio anterior y la mención y acercamiento de Cercas al mismo consiguió que me picase la curiosidad ocupando parte de mi tiempo libre en leer algunos extractos de ensayos tratando el tema. Hace 73 años, el 6 de noviembre del 36, el ejército franquista se encontraba a las puertas de Madrid. El frente entonces estaba establecido en el oeste de la capital, en concreto en la línea imaginaria que une la Casa de Campo, el Parque del Oeste y Ciudad Universitaria. Al borde de esa línea, en el solar que actualmente ocupa el edificio del ejército del aire en Moncloa, estaba la antígua cárcel modelo, ocupada entonces por varios miles de presos franquistas, militares sublevados, eclesiásticos y burgueses acusados de apoyar a los golpistas. Las llamadas matanzas de Paracuellos fueron los fusilamientos sistemáticos de estas personas.

La situación entonces en Madrid es muy confusa. El gobierno de la república acaba de evacuar la ciudad con destino a Valencia por temor a la inminente caída de la capital y los nombramientos se suceden con rapidez. El general Miajas es el nuevo presidente de la Junta de Defensa de Madrid y Santiago Carrillo, con 21 años, director de orden público. Durante los siguientes tres días alguien da la orden de comenzar a trasladar los presos de la modelo a cárceles más hacia el interior del territorio dominado por la república. Es entonces cuando algunos de estos buses no llegan a su destino. A mitad de camino, cerca de la localidad de Paracuellos, los buses son desalojados y los presos fusilados, enterrándose sus cuerpos en fosas comunes excavadas a tal efecto.

Desde hace cincuenta años la extrema derecha ha querido inculpar a Santiago Carrillo como el dedo ejecutor de esa horrible página de la historia de la defensa de Madrid. Y digo cincuenta porque hace más o menos esos años, Carrillo pasó a ser presidente del Partido Comunista en el exilio. Sin embargo, la verdad es que nadie sabe a ciencia cierta quién fue el que firmó la sentencia de muerte para esos miles de presos. Lo más probable, según los ensayos de Gibson y Cervera, es que las órdenes fuesen aprobadas por miembros de peso dentro de las JSU y del CNT a raíz de las sugerencias de los agentes stalinistas soviéticos desplazados a la capital de España. Gibson, sin embargo, no duda de que Carrillo supo en algún momento lo que estaba ocurriendo y que lejos de intentar frenarlo hizo la vista gorda. Supongo que es lo más probable, cuando la artillería y aviación enemiga están acosando la ciudad que se supone proteges causando cientos de muertos cada día, tiene que ser imposible mantener la cordura.

3 comentarios:

InsertCoin dijo...

El hecho de que sea una situación de locura, que lo era, no es justificación para cometer este tipo de ajusticiamientos, que tan "populares" fueron entonces.

No obstante, no deja de ser otro episodio negro al que hoy en día tampoco tiene demasiado sentido buscar responsable.

Una época tan interesante como triste.

Ya te pediré el libro, por cierto.

La nuit dijo...

Uhm... tengo muchas ganas de que termines de leer MI libro para poder ponerme con él :D

Lo siento InsertCoin,tendras que esperar ;p

Kineas dijo...

Malditas sanguijuelas, compraos el vuestro.

¬¬