domingo, abril 23, 2006

Noche

Miro a través de la ventana Cibeles en llamas. Las primeras notas de una melodía me transportan al infinito y visualizo la nada. Parpadeo. Fuera, la gente se sienta y los vehículos (taxis todos) circunvalan a la diosa sin que Ella preste la más mínima atención a tan pusilánimes criaturas. Sonrío.

Me fijo en la negrura del cielo producida por la contaminación. Ninguna Venus sale a celebrar la llegada de su madre Sol, ningún Marte encontrará batalla en lo que resta de noche. Me recuesto contra la incómoda barra lateral y miro sin mirar la insistente actividad de una ciudad que jamás duerme ni parece querer hacerlo. A mi mente arriban muchas sensaciones, los tenues sonidos de la música, los rostros agotados y agotadores de la gente que a esas horas lleva muchas muerta, el suave ronroneo del motor diésel sobre el que todos llevamos puestas las ilusiones de un mullido colchón y (quizá) caliente compañía.

No hay mucho más tiempo para la especulación. El embrague hace que el hasta ahora fútil esfuerzo del motor encuentre consuelo. La marcha comienza y continúa durante 15 deliciosos minutos de absoluta paz, mente en blanco y deseo de descanso. Hay algo que no me hace echar de menos un coche o la compañía de alguien durante el trayecto, es uno de esos días en que todo ha salido bien y estoy colmado. Estoy contento con mi vida, y la vida parece estar a gusto conmigo.

Está sonando: Solefald - White Frost Queen

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿sabes por qué el carro de cibeles está tirado por leones?
La historia la cuentan en las metamorfosis de ovidio.

Kineas dijo...

Ni idea. Ilústrame.

:)

Anónimo dijo...

Pues verás, no sé si te suena la heroína griega Atalanta, la que participó en la célebre cacería del jabalí, pero en cualquier caso, ella es una de las protagonistas de la historia.
Se había advertido a sus padres que si se casaba, esto traería la perdición de ella, de modo que diseñaron una estrategia para evitar que llegase ese momento. Cualquiera que aspirase a su mano debía competir con ella en una carrera, quien venciese se casaría con ella, quien perdiese perdería la vida.
Así perdieron su vida numerosos jóvenes, pero hete aquí que un día un joven que se enamoró de ella invocó a la diosa venus para solicitar su ayuda. Venus le dio tres manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
Armado de esta manera solicitó la mano de Atalanta, quien lo encontró muy atractivo y le advirtió del peligro que entrañaba semejante solicitud. Él aceptaba el riesgo.
De modo que comenzó la carrera, y cuando ella empezó a adelantarle, él lanzó una de las manzanas y ella, movida por la curiosidad se demoró para recogerla. Al cabo de un rato, cuando otra vez empezaba a sacarle una ventaja excesiva, él lanzó otra manzana, y ella nuevamente se demoró para recogerla.
Cuando ya estaban cerca de la meta, y ella otra vez iba a la cabeza, él lanzó la tercera manzana, y nadie sabe muy bien por qué, ella decidió por tercera vez recoger la manzana, lo cual supuso la victoria de él.
De modo que se casaron y por un tiempo fueron felices. Sin embargo Afrodita estaba furiosa porque él no la había honrado una vez conseguida la mano de Atalanta.
¿En qué consistió su venganza? Un día que iban paseando los dos por el campo, hizo que les diese un calentón cerca un templo dedicado a cibeles. La diosa se enfureció al ver así profanado su templo, los convirtió en leones, y los puso a tirar de su carro. Ese fue el trágico final de la heroína Atalanta.

Anónimo dijo...
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Kineas dijo...

Curiosa historia, me gusta particularmente la parte del calentón.

:P