Hace un buen día para conducir, no hace calor ni frío, hay luz suficiente y el firme está seco. Me planteo qué tengo que hacer y hayándome ocioso durante unas cuantas horas decido hacer aquello que llevo meses queriendo: Probar mi Cagiva.
Me dirijo a una gasolinera urbana, controlo la presión de los neumáticos comprobando una vez más que ha descendido de manera fulminante en un par de semanas, hago voto de revisar estos temillas mecánicos más a menudo y surto al bichito con gasolina llenando el depósito: 8 eurazos y pico, algo más de 7 litros para dar de beber al camello. Me pongo en camino y enfilo hacia la A1. La salida de Madrid, como siempre, con tráfico. "Histéricos del Ikea" - Intuyo meditabundo. Circulo unos kilómetros "calentando goma" hasta que, pasado Alcobendas, el tráfico se diluye lo suficiente y empiezo a estirar un poco el motor.
EL bichito reacciona bien, apenas pestañea cuando se le piden 140 km/h. La mantengo unos kilómetros en torno a esa velocidad porque en algún lugar he leído que es lo correcto. No es que me fie mucho de los peloceniceros de moto deportiva, pero quién sabe, no hay prisa. Al cabo de unos minutos me encuentro con que se celebra algo en Jarama, hay controles de la civil de tráfico y bastantes coches. Freno (no demasiado) y decido que no me meto a ver lo que se está fraguando, a fin de cuentas tengo un objetivo.
Pasada la zona caliente empiezo a exigir algo a la pequeña, la pongo a 150 en algunos tramos para ver cómo reacciona: No se inmuta. La fuerzo un poquito más, no hay ni un alma por la carretera, la visibilidad es excelente y el asfalto está en buen estado. Menuda gozada. 160, rebaso mi antígua marca y aprovecho una larga recta con pendiente para llevarla al límite... 165, 170. La carretera cae un poco en este punto y la Cagi sigue acelerando. Alcanzo un pico de velocidad próximo a los 180 que va descendiendo a media que la carretera adquiere un cierto desnivel ascendente. Decido que ha estado bien y paulatinamente reduzco la velocidad hasta unos cómodos 140, circulo por desniveles y curvas por debajo de esa velocidad hasta llegar a una estación de servicio próxima a La Cabrera. Me paro, me tomo un café mientras cavilo y decido volver a Madrid a una velocidad de crucero de 140. Le echo gasolina después de hacer un par de cosillas por el centro para llenar el depósito: Siete litros en unos 150 kilómetros (4,6l/100). Reviso la presión de los neumáticos: Ha descendido ligerísimamente pero aún demasiado. Llevo la moto al garaje y vuelvo a casa.
Definitivamente la mejor compra de mi vida.
3 comentarios:
Me alegra que te guste la moto... ¿cuándo nos vamos a Salamanca o Cáceres de rutilla? xD
Mi moto consume algo más, unos 7,5l/100km, pero podré soportarlo xD
Creo que nunca he revisado la presión de los neumáticos, creo que cuando vuelva a cogerla lo haré...
Hum... así que este es tu blog... curioso: buenas lecturas, interesante filmoteca, aunque lo de que prefieras las motos italianas a las japonesas... En fin, nadie es perfecto.
Por cierto, ¡¡¿Algo para recordar?!!, ¿de dónde has sacado eso? Quizás te traicionó el subconsciente y en realidad estabas hablando de tí, o puede que sea que la edad no perdona. Ups... ;D
Un besazo!
Sí, sí, entonces... ¿para cuándo la Ducati?
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