En todos los conflictos siempre hay alguien que acaba perdiendo. Ésto es algo que todos sabemos e intentamos evitar cuando sentimos empatía por la persona confrontada. No nos agrada discutir con amigos, con familia o con la pareja, no al menos hasta el punto de sangrar. Nos importa menos, eso sí, cuando no conocemos (o incluso aborrecemos) al adversario.
Luego hay casos como la confrontación en oriente medio.
Supongo que la inmensa mayoría de los israelíes (o simpatizantes) que apoyan la masacre no tienen amigos, familiares o la pareja, en Gaza. Supongo también que si así fuera no estaría pasando nada de ésto.
En un tema como éste me resulta muy complicado aplacar al maniqueo que todos llevamos dentro. Es común sentir una mayor empatía por aquel más débil aunque, claro, cuando se ve de lejos una reyerta y observamos cómo el lobo grande destroza al lobo chico, todos preferiríamos ser el lobo grande... incluso el lobo chico.
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